1. Es un llamamiento poderoso. Verba Dei sunt opera ("Las palabras de Dios son obras"), como dijo Lutero. Dios despliega un poder infinito llamando al pecador a volver a Él, y no solo hace uso de su voz, sino también de su brazo. El apóstol menciona la supereminente grandeza del poder de Dios, el cual ejerce para con los que creen (cf. Ef. 1:19]). Dios monta victorioso en el carruaje de su evangelio, vence el orgullo del corazón humano y hace que la voluntad, que le resistía como una verdadera fortaleza, ceda y se incline ante su gracia, consiguiendo que el corazón de piedra sangre. ¡Qué poderoso llamamiento!
Predicación Puritana |
Si en la conversión Dios únicamente persuadiera moralmente -es decir, si pusiera delante de los hombres el bien y el mal-, entonces no emplearía tanto poder para salvar a los hombres como el diablo utiliza para destruirlos. Satanás no solo propone a los hombres objetos tentadores, sino que colabora con sus tentaciones; por eso se le llama "el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia" (Ef. 2:2). La palabra griega que se ha traducido como "opera", según Camerario, significa imperii vim: el poder que Satanás tiene para arrastrar a los hombres al pecado. ¿Y acaso no será mayor el poder de Dios en la conversión que el poder del diablo para seducir? El llamamiento eficaz es extraordinariamente poderoso: Dios despliega una energía divina, ¿qué digo?, una forma de omnipotencia. Se trata de un llamamiento tan poderoso que la voluntad humana no tiene fuerza para resistirlo con eficacia.
2. Es un llamamiento elevado. "Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús"(Fil. 3:14), dice Pablo. Se trata de una alto llamamiento porque:
a) Se nos llama a prácticas religiosas elevadas. A ser crucificados al mundo (cf. Gá. 6:14); a vivir por fe (cf. Ro. 1:17); a hacer la labor de los ángeles; a amar a Dios; a ser órganos vivos de su alabanza; a tener comunión con el Padre y con el Hijo (cf. Jn. 1:3)...
b) Se nos llama a elevados privilegios: A la justificación y a la adopción; a ser reyes y sacerdotes para Dios (cf. Ap. 1:6); a la comunión con los ángeles (cf. He. 12:22); a ser coherederos con Cristo (cf. Ro. 8:17)... Los que han sido llamados eficazmente son candidatos al cielo y príncipes en todas las tierras, aunque sean príncipes disfrazados (cf. sal. 45:16).
c) Se nos llama con un llamamiento inmutable: "Irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios" (Ro. 11:29), es decir, que esos dones que provienen de la elección (como la vocación y la justificación) no se pueden revocar. Dios se arrepintió de haber llamado a Saúl a ser rey, pero jamás se arrepiente de llamar a un pecador a ser santo.
Primera Aplicación: Considera la necesidad del llamamiento eficaz. El hombre no puede ir al cielo sin este. En primer lugar, antes de ser glorificados, hemos de ser llamados (cf. Ro. 8:30). Un hombre que no ha sido llamado no tiene derecho a reclamar nada en la Biblia, excepto el cumplimiento de las amenazas que Dios ha hecho; un hombre en su estado natural no es más apto para el cielo de lo que pueda ser otro lleno de sucidad y vestido de harapos para entrar en presencia de un rey. ¿Puede ser apto para el cielo un hombre en su estado natural, que odia a Dios? (cf. Ro. 1:30). ¿Pondrá Dios a su enemigo en su seno?
Bueno hermanos pronto estaremos con la tercera y ultima parte del tema "El llamamiento Eficaz" del libro Tratado de Teología de Thomas Watson. Gracia y Paz.
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